El invitado de esta semana en Urbanitas entre versos ha sido José Olmedo, y nos brinda un poema magistral titulado Números, con un tono, un ritmo, y una actuación magnifica, la cual no suele dejar ver en los Poetry Slams (debido a la limitación de tiempo); además, Antonio Cuenca esta vez ha realizado una increíble labor de producción, con un toque cinematográfico haciendo el poema más épico aún si cabe. Por último, mencionar que Claudia Valero ha participado como actriz en este video-poema, y su naturalidad en la actuación cierra el circulo para hacer este video-poema uno de los mejores que he visto en el canal de Urbanitas. No me entretengo más, aquí tenéis el video:
Números
Te voy a decir una cosa mi vida,
este equipo tiene dos miembros,
y no se me ocurre tercero
que nos convierta en multitud,
ya se sabe que en la vida
merecen la pena cuatro gatos,
y a mí, de noche,
todos me parecen negros.
Llevo ya 28 años de caminos polvorientos,
sin ningún quinto elemento
que venga a salvarme de mi mismo,
de modo que comprenderás,
que a estas alturas, el six-pack,
lo prefiero en las latas de cerveza,
y no en el abdomen.
Mírame canija y abróchate el cinturón,
porque hay solo 7 pecados capitales,
uno por vida, ¿eh, gata?,
y tú y yo, esta noche, vamos a por todos.
No tengo un chavo, ni un ocho,
pero me sobra pa’ darte, te lo juro,
querremos, son nueve letras,
y una promesa de inconformismo.
Y con esto unamos diez mandamientos
en formato digital,
¿quién quiere tablas de piedra?,
¿quién quiere más? ,
si yo, puedo ser tu eleven
en tus cosas más extrañas.
Reunir doce apóstoles
en nombre de algún dios,
o realizar doce trabajos hercúleos
si es que Nietzsche se apañó
para matar al viejo.
Puedo ser tus trece rosas,
o tus ‘Thirteen reasons why’,
catorce decimales que añadir
a tres cubitos de hielo,
quince segundos de euforia,
dieciséis pausas de anhelo,
comenzar una revolución
que cambie el mundo
como en el diecisiete,
o demostrarle a toda esta audiencia
porque nuestro amor no es apto
para menores de dieciocho.
Imagino que necesito una pausa,
descansar veinticuatro horas,
reclutar cuarenta ladrones,
ser leyenda con cuarenta y siete samuráis,
exprimir los sesenta minutos de cada hora
aunque sea cosa seria.
Tenemos ochenta días
para dar la vuelta al mundo,
y es factible con Iberia,
voy volando a más de cien
latidos por minuto,
y nunca me sentó bien
rebasar limites
mientras recito.
Pero ya basta,
no quiero que muera
el dálmata ciento uno,
me quiero cansar contigo,
pero esperaré a decírtelo
a la noche mil uno,
o al menos al desayuno.
Ya van
dos mil diecinueve años sin Jesús,
solo cuatro sin Galeano,
y esto se me está haciendo
francamente largo.
Veinte mil leguas
se me quedan cortas
para lo que pretendo
en esta vida.
Treinta,
cuarenta,
cincuenta mil movidas.
De los ochenta y cinco mil corazones
que laten en mi ciudad,
es el mío el que viene aquí
a dar con tus huesos,
te debo cinco millones de besos,
uno por cada célula
en una gota de tu sangre.
Basta de juegos,
lo que pretendía decirte, mi vida,
es que en el espacio que separa
los tres mil cuatrocientos trillones de átomos
que componen tu cuerpo,
pavorosamente vivo,
pavorosamente cuerdo,
caben los besos,
todas las personas que pude ser y no fui,
mi miedo a quererte,
tu viaje a la estrella,
tus ojos resueltos.
Pero hace falta más,
hace falta algo
que transcienda
ese espacio infinito,
pavorosamente muerto,
para contener la anomalía
que supone traer arte
al universo de los números.
Esperamos que os haya gustado este poema, que sin duda merecía una entrada para él solo, os recomendamos que sigáis a José Olmedo en Facebook e Instagram, y como siempre, también os dejamos a continuación las redes sociales de Urbanitas entre versos. ¡Nos vemos en la próxima!
Jorge Mayoral (@noquierorespuestas)
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