Criaturas Salvajes, un poemario de Elena Bautista

Hoy de la mano de Cris Moreno de la editorial Cuatro Hojas, os dejamos con la reseña de Criaturas Salvajes, un poemario de Elena Bautista. Un libro desbordado de pensamientos, relatos y fotografías, pero en esta ocasión centradas en el lado más salvaje, más puro y más animal de la femineidad. La reseña está escrita por el escritor Justo Fernández.

Criaturas Salvajes

Criaturas Salvajes, de Elena Bautista

Ven, dame la mano, criatura salvaje

No sé tú, pero yo soy varón, hombre, masculino o como dios quiera llamar a esto que yo soy. Y saber, sé muy poco, pero lo poco que sé es que, yo no sé ser mujer. No digo que no sepa cómo es una mujer, que tampoco. Lo que digo es que no sé ser Ella. Ni en prosa ni en verso.

¿Y te parece poco todo lo que mi masculinidad no sabe ser? ¡Maldita sea! No, yo no sé ser cíclica, no puedo tener esa experiencia. Ni sé ser «por dentro todo lava, siempre hirviendo, siempre ardiente, siempre desbordada de emociones», como también dice Elena. Ella sí sabe lo que dice, yo no. Por eso yo me rindo a los pies de esta Elena en verso. Vuelvo mi mirada hacia mis adentro buscando a través de sus versos. Sí, es reverencia. Es agradecimiento.

Y porque yo también soy escritor, como la Elena que no se arrepiente «de escribir con el útero, que no me arrepiento de nada», le estoy profundamente agradecido a que ella haya hilvanado esas palabras imposibles para mí.

No puedo estar cuerda
porque soy seda
y los nudos
me resbalan.

Siento que al buscador de mí mismo que yo soy le ha venido Dios a ver con estos versos. Indagándome toda una vida he descubierto que estoy hecho de tantos imposibles como posibles. Y quedarse ahí hubiera sido quedarse a medias. Por eso las palabras de Elena a mí me completan. Mis imposibles son sus posibles.

Y acabo diciéndote que, tras larga vida escudriñando mi ser hombre, desnudo del mí mismo que no es mío, esta masculinidad que te habla tiene sin duda esencia con sabor feminista. Y es aquí donde definitivamente me llevo a Elena conmigo de guía, porque yo solo me pierdo. «Ven, dame la mano, vamos a construirlo juntas.  Yo ya estoy lista». Y trenzada mi mano confiada en la mano de Ella, mujer en verso, Elena me enseña –y yo aprendo– el camino verdadero: «El feminismo, como la vida, siempre de dentro a fuera. De lo pequeño a lo grande».
Reseña de Justo Fernández, escritor

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