¡Hola, hola, poetas! En esta ocasión venimos con un libro gamberrete, de los que más a mí me gustan… ¡Nebur Frick ha publicado poemario! Sí, sí, lo que oís. ¿Que no sabéis quién es? ¡No me lo puedo creer!
Nebur Frick es un artista con un currículo muy variopinto. Artista circense, mago, payaso (en el mejor sentido de la palabra) y, además, poeta. Y, por supuesto, también es un culo muy inquieto. Lo vi recitar por primera vez en Poetry Slam Madrid de pasada, pero sus tatuajes y su actuación cómica y desenfadada me refrescaron la memoria en el Campeonato Nacional de Poetry Slam España en Valencia, durante junio de 2018. Allí representaba a Valladolid, aunque más tarde me enteré de que había estado en muchos más escenarios (un saludito desde aquí a Slam Ciudad Real) y que, de hecho, era natal de la ciudad que yo representaba en aquella competición, Móstoles.
No me quiero enrollar. Nebur ha publicado poemario y yo debería deciros que es una obra maravillosa y que la leáis, pero no voy a hacer eso. Voy a deciros algo mucho mejor: es una obra con las mismas virtudes y defectos que el propio Nebur. Es una obra en la que en cada página, cada palabra, cada salto de línea, cada ilustración, cada onomatopeya, cada falta de ortografía (me inclino a que son totalmente intencionadas, aunque nunca se sabe…), cada taco, cada exclamación, cada coma es total y absolutamente Nebur. Es un libro que si te lo entregaran firmado con pseudónimo, reconocerías a Nebur en él. Se siente a Nebur recitando sobre sus páginas. Eso, creedme, es de las mejores cosas que te puede pasar cuando escribes un libro (mejor incluso que haber publicado un betseller).
Este poemario, Razón instinto corazón está dividido en tres partes, cada una titulada con una de esas mismas tres palabras. En Razón tenemos poemas muy críticos y sarcásticos, bastante ácidos. Allí podréis encontrar uno de mis poemas favoritos, Payasos, en el que habla de una profesión bastante menospreciada y desconocida. Sé que los poetas no quieren que se los compare con ningún otro colega, pero la primera vez que escuché este poema fue en el Campeonato Nacional de Valencia y no pude evitar acordarme de la poeta británica Sarah Hirsch, que tiene una poesía sobre el mismo tema, la misma profesión y con el mismo tono jocoso.
En el segundo capítulo, Instinto, se nos presentan poemas muy diferentes a lo que yo había escuchado hasta ahora… ¡poemas animalistas! Aunque sería más acertado decir que realmente tratan de la relación entre hombre y animal, hombre y mascota, hombre y amigo. A este dato hay que añadir que a Nebur no le bastaba con un capítulo especial para sus amigos de cuatro patas: el 20% de la venta de estos libros será donado a una santuario de animales llamado La Frontera. Como suele decirse, quién quiere palabras cuando los hechos bastan.
En esencia, los poemas de este capítulo son duros y precisos. No me defino como una gran amante de los animales, pero he de reconocer que no son poesías al uso y eso tiene mucho reconocimiento. No dejan indiferente.
En el último capítulo, Corazón, Nebur se nos pone un poco blandito… ¡es broma, es broma! No me gustan los poemas de amor en general, pero aquí Nebur ha conseguido mantener mi interés, sobre todo, mi interés alimenticio. ¿Sabéis que tiene un poema de amor a la hamburguesa de soja? ¡Y viene una suculenta ilustración de ella de regalito! Nebur ha hecho que me interese por la comida vegana, uhm… y me ha dado hambre y todo. Pero ¿sabéis lo mejor de ese poema? A lo mejor le da un poco de vergüencita que lo diga, pero cuando estuvo de invitado en Poetry Slam Lavapiés confesó al público que escribió este poema como una declaración de amor a la que ahora es su mujer. Además de un detalle muy lindo, espero que la poesía fuera recitada junto a una sabrosa y real hamburguesa, como una buena declaración de amor.
Bueno, voy a dejar a un lado el mundo de los chismorreos, lo prometo. Trataré de ponerme seria. El poema que más destacaría de este capítulo no es el de la hamburguesa. Es uno que no necesita más introducción que el poema en sí mismo. Con él, me despido, porque os deja con la intriga necesaria para querer saber más y más de este libro…
Cristina García (@contratuaburrimiento)
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