Urbanitas entre versos ya disfrutó de la presencia de Samir Abu-Tahoun en su canal de YouTube hace unos meses, pero la semana pasada ha vuelto con su magia, recitándonos su poema Velo, y no queremos haceros esperar más.
Velo
Cae el velo de la tarde
y lo acompaña el velo de la razón,
se me presenta así de desnuda
mi incomodidad de lo que no quiero mirar,
lo que añoro de mi verdad.
Escribo exhausto
en una de estas tardes
eternas de finales de mayo,
en la que te das cuenta
de que el calor que echas de menos
en enero no lo soluciona todo.
¿Qué me pasa?
Me digo a mí mismo que nada,
que estoy casi bien,
voy tirando,
la vida siempre me regala
alguna alegría,
soy tan afortunado
que corro el riesgo de ser
un feliz situacional.
Tantas recompensas recibidas
en lugar de atesorar
la fuente interna,
lo que me pasa
es que estoy desconectado
de esa fuente,
soy un extraño
en mi cuerpo,
en mi mente,
un pasajero tardío
que vive a medio segundo
de las cosas que pasan,
de las cosas que voy rompiendo.
Reacciono de forma correcta
programada y estipulada
descodificando las señales sociales,
¡Ay!, que bien, ¡Jo!, que mal,
pero es mi muñeco el que lo hace
el del medio segundo
el del velo.
Voy haciendo cosas,
contando cosas
cumpliendo objetivos,
perdiendo el tiempo comprando,
y luego comprando algo más;
doy la espalda al espíritu
para solazarme en lo material
en una escapada
que solo te obliga a ir
más rápido cada vez,
soy el espíritu de mi tiempo,
soy la alergia
de un día soleado de mayo.
Hay un niño rebelde dentro
que me está gritando
y yo no lo entiendo,
desde hace semanas
me quiere decir algo más
que lo obvio,
mírate,
y me miro,
pero no lo suficiente,
no tan profundo,
no me atrevo,
pero estoy angustiado
en las tripas,
al borde de enfermar,
por lo que busco al niño
para mirarme:
¿qué es lo que tienes que decir?
Me explica,
que la secuencia de actividades
que me estresan
son una escalera
hacia el cielo
desde donde es fácil caer,
que lea el subtexto,
que no me conforme
con la explicación fácil.
Que no te gusta
organizar
planear
prever
no importa
que no has querido estudiar
que a veces la salud se quiebra
que quieres escribir
y solo sudas,
que todo va bien,
todo va bien,
todo va bien,
todo va bien.
La iluminación es relativa,
antes de ella
hay que cortar leña
y portar agua,
y después de alcanzarla,
hay que cortar leña
y portar agua.
El trabajo de estar vivo nunca acaba.
No voy,
voy a ver si me leo,
me siento un polizón
del barco que hoy pilota mi muñeco,
estar desconectado de mis sentimientos
es un duro castigo.
Cada vez que lo hago me maltrato,
pero este mundo es hostil.
Ojalá sólo hubiera flores,
y abejas,
y miel,
y manantiales de néctar,
y ninfas,
y siestas acurrucados,
y no sé, si es peor
hacerlo como antes
sin tener consciencia
del mecanismo,
lo cual me permitía
defenderme mejor
echándole la culpa
al mundo que me hizo así,
o conociendo perfectamente
lo que hago,
lo cual permite
a veces prevenir,
otras,
esperar pacientemente
a que se me pase,
y muchas, muchas veces,
sentirme doblemente mal,
por hacerlo,
y por la culpa de hacerlo,
no sé.
Además, como extra, os dejamos el otro poema que tiene Samir Abu-Tahoun en el canal de Urbanitas entre versos, titulado Una luz eterna.
Una luz eterna
En mi corazón
guardo el amor
que me quedó
de aquella mujer.
La carpeta
almacena los poemas
que quiero conservar.
La guardo,
duerme en el armario
pero hoy preside
abierta la mesa
del salón.
¿Cuál es la receta mágica?
No se puede/debe saber.
El éxito
no es la eternidad,
sino la autenticidad,
ella me permitió ser Samir,
nadie me había dado
nunca tanto.
Correspondí,
no funcionó,
ella todavía
no sabía
quien era.
No hizo falta mentirnos,
se acabó,
pero no fallamos.
Sin ego y sin miedo
nunca se fracasa.
Esperamos que hayáis disfrutado de estos dos video-poemas, y no dudéis en pasaros por las redes sociales de Urbanitas que os dejamos a continuación. ¡Nos vemos pronto!
Jorge Mayoral (@noquierorespuestas)
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